Confesiones de la débil carne.

La escasez de tu vestido me sedujo, y tus tinieblas me atraparon, dame mas noches de alcohol y orgasmos, de locura y dulzura. Apura los celos de un trago y muere cada noche para resucitar a la mañana siguiente con el vago recuerdo y con mi olor hospedado en tu almohada, con un saco de sonrisa de algodón para desayunar en la cama. Pocos segundos entre mis dedos y el adiós de tu cremallera, el sol madrugador revela que el suelo recogió el sobrante de tejido del que nos desprendimos con prisa, la botella vacía yace en la mesa del salón
escoltada por dos vasos de hielo muerto, mi billete de ida a tus noches terribles y un cada vez mas familiar 

olor a frenesí recién hecho se apodera de mis pocas ganas de separar mi aliento de tu cuello....

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Si la vida es tomar decisiones hoy he vivido de manera intensa.
He decidido que la edad no importa, que el tiempo es solo tiempo y
que nunca juega a mi favor, he decidido que voy a vivir de momentos y
no de ratos muertos, que mis pensamientos se centraran en el ahora y
no en el pasado o el futuro, he decidido que mi vida es mía, y que no
se la prestaré ni un solo segundo a quien pretenda juzgarme.
He decidido que quien no quiera estar en mi vida tampoco estará en mi cabeza,
que mi cama no será un lugar de paso, que no cambiaré las sabanas con cada
despedida, y que pase lo que pase no me arrepentiré de nada.
He decidido que si te echo de menos iré a buscarte, que si te quiero lo gritaré
con todas mis fuerzas y que si me siento solo no me aislaré del mundo.
He decido que voy a dejar de hurgarme en las heridas, que voy mirarme con
otros ojos, y que voy reírme mas, empezando por reírme de mi mismo claro.