miércoles, 8 de mayo de 2013

Poema segundo.

Doy la espalda a mi almohada y transcribo madrugadas inertes,
palpita la televisión con anuncios de tele-tienda.

Secuestrando puertas, almacenando minutos en horas desesperadas,
tal vez necesite a alguien que me calme,
que me lama las heridas, que me susurre suave al oído que todo fluye,
que no huya de mi y que no se sienta a esperar mis mejores momentos.
que no me asuste, que no me aísle.

Me pregunto si estoy preparado para renunciar a mi egoísmo,
si seré capaz de abrir las puertas y entregar las llaves. Si existe
alguien capaz de robarme el aliento,
de flotar por mis venas depurando mi sangre,
si alguien vaga por ahí huérfana de mi,
cantando All i want entre dientes mientras espera el autobús...

Sentencio a la almohada a dormir en el suelo pues es cómplice de mi insomnio.

...alguien cuya piel sea adictiva y anestésico local para mis labios secos,
cuyo olor se impregne en mis cortinas de humo,
que pueda y quiera,
que quiera poder,
y pueda querer a este caminante que cada mas flaco se sabotea día a día
sin excepción de un Lunes liquido, un Lunes intravenoso que envenena mi vida de realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario