jueves, 11 de octubre de 2012

Desacierto

Repasarnos con la piel descalza, destrozarnos, lamentarnos tarde de vivir deprisa,
y prestarnos la sal de los labios. Tus dientes siempre tan certeros, me haces daño,
me haces daño y me matas, castigarnos con indiferencia mal fingida, pero se nos
ve de lejos que si estamos cerca nos sobran algo mas que las palabras para decirnos
que nos mata la distancia.
He trazado novecientos planes para rescatarte de tus cientos de agujeros negros,
en los que te has abandonado, ya no luchas, tu ya no luchas contra tus miedos porque
tu mayor temor soy, te asusta perderme y yo me muero con solo pensarlo,
no me canso de asediarte a besos mal escritos, que leídos al revés son solo sexo
rápido y furtivo, y caso a parte son tus ojos, tus ojos de un intenso verde esquivo,
me alertan, ya es momento de soltar lastre, de entregar la ceniza al viento y de
dejar de perder el tiempo, de ahuyentar viejos fantasmas y transformarlos
con luz ultravioleta en el momento exacto en el lugar perfecto, de dormir desnudos,
de acariciar la luna, de secarnos la lluvia que nos cala las costillas.
Y tus manos, tus manos siempre mojadas de hielo, que rehuyen el fuego pero queman,
que buscan cobijo en el raído vaquero.
Y tu, que te lamentas de mi y de mis tormentas,
y te alejas de nosotros y de mis putas guerras.
Y yo, que solo me encuentro en casa cerca de tu piel erizada,
y no me asusta el desacierto, pero me sobra la sangre si me das la espalda.

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