miércoles, 9 de enero de 2013

Diario de un adicto.

Se acabaron las medias tintas,
no hay margen de error,
ahora bajo este manto de estrellas
que nos envuelve e ilumina,
somos huérfanos y hemos de ser valientes
e incluso despiadados.

Estamos solos ante el peligro,
baja las persianas y cierra las ventanas
para que no se escape el aire viciado
de ilusión y ni una sola de las miles
de ideas que hierven en mi cabeza.

Se me hace difícil pensar en que hacer
primero, he de ordenar mis ideas,
ya no somos humanos,
ya no somos niños,
no se que somos pero desde luego
lo descubriremos pronto.

Hemos perdido la perspectiva de las cosas
verdaderamente importantes tantas veces
que resulta complicado identificarlas,
entonces en la mas oscura de las horas
hay algo que hace contraer los músculos
y contener el aliento,
en mi caso suele ser algo pequeño,
una canción, una débil sonrisa,
o la irrupción inesperada de alguien
nuevo en tu vida.

Porque son esas cosas, las pequeñas,
las que solemos pasar por alto,
las que de verdad marcan la diferencia.


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