Cuatro palabras a ras de suelo vuelan los muros que limitan tu excitación,
una milésima más para destrozarnos la verdad a medias y para intoxicarnos con la voz
cantando bajo el agua, fuimos capaces de separar el oxigeno del error que fuiste la primera vez,
una irreal combustión cubre de cobre y estaño la base de tu traición.
Soy incapaz de olvidar que a base cuentos lograste ajustar mi antiguo mecanismo oxidado.
El viento se encarga de recoger las plumas negras que dejaste al levantar el vuelo, y yo mientras tanto
lucho por no naufragar entre las lagrimas saladas que se deslizan de tus ojos a los míos.
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