lunes, 5 de noviembre de 2012

down

Recuerdo que fue un crudo invierno, nevaba y los destellos de blanco frío se posaban por todas partes,
nuestra ciudad tiritaba nerviosa bajo el manto de luces y victimas.
Las hojas del calendario era perennes, y tu marcabas en rojo los días de lluvia mientras en las noticias
solo hablan de muerte, el frío se paseaba por mi piel con aire despreocupado.
Recuerdo que fue duro olvidarte, ocupabas cada rincón de mi memoria, me afané en buscar consuelo
en brazos de usar y tirar buscando llenar un vacío que apenas me dejaba respirar,
recuerdo la sensación de vértigo y soledad de manera tan exacta que aun hoy se me cortan las palabras al releerlas ahora que yacen sobre el papel.
La culpa, la pena y el miedo me persiguieron a través de las adoquinadas calles, mientras yo buscaba
refugio en soportales de oxidadas y desencajadas puertas de cruda realidad, mis compañías quizá no fueron todo lo buenas que pudieran parecer al otro lado del escaparate.
Me asombra la celeridad con la que confeccioné un disfraz de oscura capa con el que que presentarme al mundo procurando ocultar cualquier rastro de humanidad que pudiera dejar entrever mi vulnerabilidad,
tras vivir tanto tiempo aparcando el uso del corazón olvidé quien era, me dediqué a buscar analgésicos nocturnos en taburetes forrados de terciopelo buscando paliar un dolor que solo el tiempo destilando segundos ha conseguido apagar.

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