martes, 13 de diciembre de 2011

Barroco

Sigo aquí, los días se suceden y los segundos que los componen son cristales rotos,
me cuesta concentrarme en nada, me da miedo la madrugada.
Mi mirada antes penetrante y segura, ahora es es esquiva y reacia,
mis manos se refugian en bolsillos de autoayuda.
He guardado el reloj en una caja, pues tengo mucho tiempo que perder.
Finjo ser valiente, que esto no me esta desgarrando, borro del mapa las lagrimas,
disimulo los surcos que dejaron tus dedos en mi espalda, repaso mis pasos,
es complicado nadar a contracorriente cuando solo quieres desistir y
dejar que la marea te absorba, que te lleve, que te arrastre a nuevas islas,
pero solo consigo salir empapado de todo esto, ni me molesto en saltar los charcos.
No quiero que nada me distraiga, no quiero salir del laberinto, es triste pero me gusta,
huele a fuego, la ausencia de color me reconforta, y la banda sonora es perfecta,
nada estridente, acordes sencillos y letras derrotistas.
No estoy seguro de que haya una salida, pero si la hay no se si quiero encontrarla,
prefiero arrastrarte, enseñarte mi mundo, mis esquinas y avenidas, mis callejones sin salida,
y mis luces fundidas.

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