lunes, 12 de diciembre de 2011

Capitulo vigésimo segundo.

Romperé lunas cada madrugada, llorare los abrazos que no me diste,
me ahogare entre ilusiones rotas, y anhelare cada una de tus palabras,
despertare empapado en sudor en mitad de la noche,
no habrá besos analgésicos que calmen mis noches en vela,
no habrá caricias que remienden los jirones de mi voz cansada.
Mis gritos se oirán a kilómetros de ninguna parte,
que es donde estamos tu y yo...en un lugar entre el ahora y el mañana,
entre el nunca y el quizás, a mitad de camino y con rumbo a ninguna parte.







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